PEDOFILIA EN EL PODER (Caso Franklin )
Daniel
Estulin ha supuesto toda una conmoción para los espectadores, al conocer de
primera mano cómo se organiza la pedofilia y el poder, y el grado de perversión
de quienes nos gobiernan. Un asunto que no es nuevo, sin embargo, y que es
sobradamente conocido por los ciudadanos medianamente informados, si bien con pruebas fehacientes e incontestables porque todo su tinglado está
perfectamente organizado y cuentan con todo tipo de recursos, desde la
colaboración de los Servicios Secretos a los medios de desinformación que
controlan, como televisiones y diarios prestigiosos.
El
escándalo Franklin tuvo lugar en los EEUU e implicaba a muy altos cargos de la
Administración, del colectivo católico, del Partido Republicano y de ciertas
Agencias Federales, además de colaborar con su desinformación o su silencio
importantísimos periódicos y cadenas de televisión, y contaban con la
participación desde los taxi-boys que les procuraban carne fresca a nombres que
todos conocemos (y que hacen temblar al mundo) hasta con la colaboración de
orfanatos y centros tutelares de menores, además de algunos grupos
especializados que los proporcionaban carne nueva e infantil mediante
secuestros y cuestiones por el estilo. Esto sucedió allá por los ochenta y
llegó a ser en cierta forma público, pero enseguida fue “oportunamente”
silenciado, y aquí no ha pasado nada, gracias a la colaboración inestimable de
esos medios y esas Agencias, y se afirma que a buena parte de sus señorías del
Congreso y el Senado y sus comités de investigación.
Toda una película de
terror, con sus intrigas, sus vendidos, sus extorsiones a los testigos, algunas
muertes “accidentales” y algunas otras directamente asesinadas, y listo: caso
cerrado. Un caso que no sólo abarcaba a los poderosos de la política, sino
también de la Industria Militar, de la elite financiera y hasta de empresas
contratistas de la guerra, como Dark Water, Halliburton, etc, siendo que de
estas últimas se dice que arman sus buenas orgías allá donde van a hacer la
guerra por esos mundos petroleros de Dios.
Sobrecogedora
historia, sin lugar a dudas, en las que los niños que son confiados al Estado
(además de los secuestrados ad hoc para entretenimiento de poderosos) son
usados para recreo de unas repugnantes carnes que deberían arder en el fuego
eterno, como sin duda en su momento lo harán. Sin embargo, esto no es nada más
que una atroz historia más.
No hace demasiados años, en 2006, nos
escandalizamos porque en Holanda se legalizó al PNVD (Partido Pedófilo), el
cual, según el juez, “tiene tanto derecho a existir como cualquier otro”, y quien
en su programa electoral llevaba la intención de rebajar la mayoría de edad
sexual desde los 16 a los 12 años. No se alarmen porque el mundo rueda: en
España la tenemos a los 13 años y no necesitamos un Partido Pedófilo, ya se
puede imaginar por qué. En este sentido, los pedófilos ya son legales en muchos
países, e incluso hay propuestas que avanzan a una decadente velocidad de
vértigo en países supuestamente desarrolados (en corrupción moral) como Canadá
y Australia, siendo que en este último parlamento se ha pedido la legalización
del aborto… ¡¡¡hasta los 5 años de edad!!!, o, lo que vale lo mismo: que el
asesinato de un niño de hasta 5 años de edad sea considerado un aborto. Como lo
leen, y, para colmo, la propuesta viene de dos médicos investigadores
financiados por una prestigiosa universidad, con el execrable argumento de que
los niños a esa edad “no tienen conciencia”.
En España
la cosa no está mucho mejor, sino que es posible sólo que no nos enteremos o
que no nos queramos enterar. A la demente barbarie pedófila de establecer la
mayoría de edad sexual a los 13 años (edad de libre consentimiento), debe
añadírsele el caso de los bebés robados durante décadas (Esta práctica
se llevaba a cabo, y donde de ninguna manera pudo organizar este tinglado una
monjita con sus propios medios!), porque lo mismo que se sabe que se les
quitaban los bebés a unos padres para dárselos en adopción (vendiéndolos como
si fueran reses) a otros, cabe razonablemente la opción de que se vendieran
también bebés a grupos de pedófilos para sus juergas y aún a satánicos para sus
sacrificios rituales. ¿Qué lo impedía?...: la pasta, es la pasta, y ya metidos
en harina… Y no es sólo eso, ni mucho menos. Hace menos de un año supimos el
caso de una niña que se escapó por enésima vez del orfelinato en que estaba a
cargo del Estado, la capturó la policía y, desatendiendo sus denuncias de que
en el orfelinato eran carne sexual para quien se terciaba, la devolvió al
centro de menores, donde unos días después se suicidó... o la suicidaron. Ni
una palabra más sobre el asunto. Ni un caso como éste era la primera vez que
sucedía, ni las denuncias de abuso sexual en centros de menores o de detención
de inmigrantes son nuevas, aunque sí sería la primera vez que se investigara
convenientemente. Si a todo esto le añadimos el exagerado número de menores
desaparecidos y nunca encontrados, o cuyos cadáveres aparecieron con evidentes
signos de violencia sexual o de rituales satánicos, no podemos por menos que
decir que aquí estamos en una situación cuando menos preocupante. Y mucho.
En España en este sentido,la pornografía infantil y los casos de
abusos y violaciones de niños están al orden del día. No faltando
organizaciones de todo tipo que de cada tanto saltan a los medios, ya sea en
gimnasios, colegios, asociaciones naturistas o tipo boys-scouts, etc. Nada
nuevo, pero en cuyos casos más se vela por la vela por la “integridad
psicológica” del criminal que de los daños efectuados a esos niños, tanto en el
momento del atropello a sus derechos inalienables como en el resto de sus
vidas, siendo que no faltan sentencias que han llegado a disminuir las condenas
porque “los niños no han quedado evidentemente conmocionados”. No me
extrañaría, así la cosa, que ciertos casos de asesinatos infantiles escondan en
realidad.
Un caso
que apesta, y que el programa de Daniel Estulin me trajo a mi mente como
un relámpago, recordándome todo lo que se decía en aquellos días, así por parte
de “gargantas profundas” de entre los mimos investigadores, como por supuestas
filtraciones: que los crímenes habían sido cometidos para “disfrute” de altas
personalidades. Sólo dos cosas que ilustran este “disfrute”: las niñas fueron
salvajemente torturadas durante días, no se encontró ni una sola prueba que
incriminara a los acusados –más allá de ser los sicarios que secuestraron y
enterraron los cadáveres y de esas "oportunas" pruebas
circunstanciales- y sí se hallaron en algunos de los cadáveres hasta 7 vellos
púbicos de siete personas distintas, ninguna de las cuales eran los sicarios.
Nunca se investigó esto, e incluso al forense que encontró los vellos le
silenciaron. Dice la página que menciono, y no sin motivo, que se enviaron a
realizar pruebas de DNA de esos vellos y que deben ser “las pruebas más largas
de la Historia”. He mencionado torturas –sexuales y satánicas, pero
considerando también aspectos tales como el arrancamiento de pezones y
barbaries inhumanas por el estilo-, y sólo ha sido una palabra: la realidad es
mucho más tenebrosa que esa palabra, el sufrimiento infinitamente mayor y la
condición humana de quien ejecutó estas prácticas es tal que sería bueno para
los demás seres humanos prescindir de él/ellos para siempre y de la forma más
expedita posible.
O ellos,
o nosotros: debemos ser capaces de autorregenerarnos como sociedad, porque tal
vez sólo así podamos redimirnos y advertir de la suerte que les espera a
quienes atenten de alguna manera contra nuestros cachorros, contra lo más puro
de nuestra especie. Por lo pronto, desde aquí exijo una investigación a fondo
de lo que sucede en los centros de menores (ya son demasiados los suicidios de
niños porque nadie investiga las denuncias de abusos que hacen), y la
reapertura inmediata del “Caso de las Niñas de Alcáser”. Esas criaturas merecen
descansar en paz, sabiendo que sus asesinos van a ser castigados como merecen.
A continuacion video
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