EL
GRAN CATACLISMO
Egipto:
Heredero de la
Atlántida
Sólo Albert Slosman logró
traducir las venerables escrituras jeroglíficas correctamente. En primer lugar,
el título del libro era una versión errónea, pues debería llamarse El libro de
la luz y no El libro de los muertos. ¿Por qué este título? Porque describe con
precisión los acontecimientos celestiales que se produjeron durante la caída de
la Atlántida. Más aún, describe cómo los sobrevivientes fueron guiados por el
Sol en su huida a Egipto. Como lo más importante fue lo sucedido en el Sol
mismo. Como el tema central de las escrituras es, en especial, el hecho de que
el Sol irradiaba la luz de la luz —en otras palabras, una luz increíblemente
intensa—; el nombre correspondiente es El libro de la luz.
Los
jeroglíficos originales junto con la traducción del primer verso:
Soy el más Elevado, el Primero,
el Creador del Cielo y la
Tierra, soy el Moldeador de los
cuerpos humanos, y el proveedor de las partes espirituales. He colocado al Sol
sobre un nuevo horizonte, como un signo de benevolencia y como prueba de la
Alianza. Explicación: él levantó el Sol naciente hacia un nuevo horizonte,
entonces la nueva Tierra se hizo realidad.
Para hacerlo, los Mandamientos
del Creador, verificados por el más Elevado de Todos, actuando por medio de las
Almas de los Antepasados, fueron transmitidos a los más jóvenes, siendo sus
cuerpos traídos nuevamente a la vida, por haber empezado a funcionar los Ocho
Lugares.
SECRETOS
DEL PASADO
Al comparar la información de las
venerables escrituras con los datos de
otros libros que se ha leído,
muchas cosas se aclaran. Surge que una luz incandescente alcanzó la Tierra.
Según los mayas, se produciría un cambio en los polos magnéticos del Sol en el
año 2012. Entonces, desde el interior del Sol, se liberarán enormes fuerzas
electromagnéticas con un poder desconocido.
Es de suma importancia que
sepamos esto porque nos conduce a develar sus secretos. Vea usted, ellos
percibieron el fin de la Atlántida con sus conocimientos sobre astronomía. El
día que la Atlántida se hundió bajo las aguas, un 27 de julio de 9792 a.C,
Orion, Venus y algunas pocas estrellas y planetas más ocuparon algunas
"posiciones codificadas". Los sumos sacerdotes que escaparon del
cataclismo se llevaron los conocimientos con ellos y los guardaron en el
laberinto (el Círculo de Oro) en Egipto. Y allí precisamente se elaboró el plan
maestro para advertir a la humanidad sobre el próximo cataclismo. Esta historia
increíblemente asombrosa debe ser conocida en el mundo entero, porque en el año
2012 las estrellas estarán exactamente en la misma posición que en el año en el
cual la Atlántida se hundió.
Osiris.La historia de Osiris
(Orion) empieza en el año 10.000 a.C. L'An-Nu, el sumo sacerdote de
Aha-Men-Ptah, reunió al consejo. Tenía noticias alarmantes, pues con
"cálculos matemáticos de las configuraciones estelares", estaba en
condiciones de calcular la fecha del fin de su mundo. Esto se basaba en
los sucesos del cataclismo anterior,
ocurrido el 21 de febrero de 21.312 a.C, cuando la Atlántida fue destruida en
parte (la Tierra giró 72 grados en el zodíaco). Su mensaje fue sumamente
doloroso y duro: "Hermanos, estamos hoy reunidos aquí para hablar de los
aterradores acontecimientos que sufrirán nuestros bisnietos. Sin dudarlo,
debemos organizar un éxodo de nuestro pueblo hacia otras regiones y esto
representa un enorme esfuerzo durante mucho tiempo". Pudo oírse un
murmullo y luego una ola de protestas, pero el alto prelado era inexorable:
"No me baso en las sagradas escrituras sino en combinaciones matemáticas
que pueden ser comprendidas por cualquiera que lo elija. Todo movimiento de las
estrellas y los planetas se produce en armonía, siguiendo las leyes de Dios. Lo
que sabemos con seguridad es que las 'combinaciones matemáticas celestiales'
tienen influencia sobre todos los organismos de la Tierra, por medio de las
configuraciones que representan. Eso, por una parte. Segundo, los cálculos de
mis predecesores y de los científicos de nuestra 'Doble casa de la vida' de
Septa-Rerep establecen que una catástrofe de desconocidas proporciones nos
aguarda. Durante la anterior, el Norte de nuestro país se convirtió en un
enorme iceberg y fueron destruidas otras partes del mundo. Esta vez, nuestro
país entero desaparecerá. He recalculado lo que nuestros científicos estimaron
tantas veces con anterioridad, y lo único que podemos decir es que nuestro país
desaparecerá por completo bajo las aguas. No quedará nada, y si no se toma
ninguna medida no habrá nadie que pueda contar la historia de nuestra patria,
porque pertenecerá al reino de los muertos". La mayoría de los oyentes
permanecían en silencio, pues estaban impresionados por lo que acababan de oír.
Uno de los miembros más ancianos interpretó la conmoción general: "¡No
dudo del poder de sus palabras! Es lógico que si aceptamos este gran cataclismo
como algo que sucederá con certeza, aquí debemos discutir el éxodo con calma.
Pero esto significa la construcción de cientos de miles de barcos, sin
mencionar toda la comida que se necesita para millones de personas. Se requiere
la intervención de varias generaciones de preparativos".
L'An-Nu volvió a hablar: "La
ley celestial determina la armonía de los cielos y el movimiento matemático de
la Tierra a lo largo del tiempo. Sobre la base de esto, 'aquellos que saben de
números', podrán determinar la fecha exacta y la ley causante de la catástrofe.
Se producirá el 27 de julio de 9792 a.C, dentro de 208 años y será inevitable.
Por lo tanto, apresúrense, honorables miembros del consejo, a tomar las medidas
necesarias para que dentro de dos siglos signos de lo que nos aguarda ya son visibles
en el horizonte, donde el Sol está más rojizo a su salida. Aquí concluyo mi
argumento, el Este tendrá color rojo, tan rojo como nuestra sangre, porque
nuestro imperio pertenecerá a los muertos".
Esto produjo el efecto deseado. A
partir de ese día, empezaron a tomar las medidas precautorias necesarias para
llevar a cabo un éxodo sin fallas.
Los años transcurrieron. En 9842
a.C. nació el primer hijo del rey Geb y la reina Nut. Era un varón y su madre
le puso el nombre de la constelación que dominaba el cielo meridional, es
decir, Osiris u Orion. Estaba predestinado a convertirse en el gobernante 589°
de Aha-Men-Ptah. (Posteriormente, Aha- Men-Ptah fue llamada Atlántida, por los
filósofos griegos.) En 9841 a.C. nació su hermano Seth y un año más tarde, sus
hermanas mellizas Isis y Nepthys.
Todos amaban a las dos niñas,
pero Seth se comportaba como un pequeño tirano. Envidiaba el éxito de sus
hermanas y estaba sumamente enojado por no ser el heredero del trono. A Isis le
gustaba reír y a menudo se la veía en compañía de Osiris. El rey Geb observó
una estrecha relación entre los dos y decidió que se casaran. En presencia de
una gran audiencia, el matrimonio fue solemnizado. Seth estuvo ausente, dado
que estaba furioso cuando se enteró del casamiento. En un rapto de ira, se
marchó luego de amenazar con vengarse
y cometer fratricidio. De la
unión entre Isis y Osiris nació Horus. Mientras tanto, Seth se dedicó a reunir
un ejército cada vez más grande. Muchos de sus rebeldes se irritaron al tener
que realizar las medidas coercitivas que les infligían para el cataclismo
venidero, rehusándose a seguir participando de las tareas por algo en lo que
ellos no creían. En esos tiempos difíciles, Osiris se convirtió en el nuevo
gobernante, a los treinta y dos años de edad. Era 9805 a.C, y faltaban trece
años para la fecha del cataclismo. Osiris, inmediatamente tomó medidas para
asegurarse la fidelidad de los otros estados del país. Formó un ejército que no
sólo tendría que conquistar a los rebeldes, sino también proteger los puertos y
los depósitos de almacenaje. Miles de botes se guardaron, luego de haberse dado
cuenta de que muchos de ellos se habían ido y ahora servían como madera para
hacer fuego. Una profunda reorganización tuvo lugar para que pudiera lograrse
una tranquila evacuación de aquellos que permaneciesen leales. El resto de la
tierra era un caos causado por Seth. Hubo una increíble cantidad de material a
utilizarse en el éxodo que se tornó inútil, se demolió, se rompió
o fue robado. Seth ejerció una dictadura criminal y provocó el terror, demostrándolo
cuando envió de regreso a dos embajadores del palacio, decapitados, en sus
ataúdes. Su mensaje era claro: "No voy a negociar". Sólo quedaban
tres años. Horus tenía 24 años cuando su tío incorporó su séptimo estado y
ordenó la inmediata destrucción de 4.000 "Mandjits". Estos barcos a
prueba de hundimientos, ¡deberían asegurar la supervivencia de 30.000 personas
de esa provincia! Luego de este insensato aniquilamiento hubo un impasse por
unos tres años. Un par de semanas antes del cataclismo, Seth intensificó su
ataque vigorosamente. En la noche del 26 de julio pudo hacerse con la capital,
por sorpresa. Sin duda, todos estaban preocupados por el cataclismo venidero
que interfería con las medidas que debían adoptarse para la defensa. El
resultado fue desastroso. Hubo saqueos y asesinatos; sólo el palacio real no
fue tomado. Seth discutió con sus capitanes la estrategia necesaria, pero
decidió no atacar porque sus tropas estaban demasiado ebrias y en este estado
no iban a hallarse en condiciones de conquistar las tropas de élite, que se
encontraban bajo el mando de Horus. La oposición también supo que Seth no tomó
prisioneros y que ellos iban a luchar con todo su vigor por sus vidas. Entonces
pensó en una treta. Envió un mensajero al palacio para ofrecer una rendición
honorable, con la condición de que Osiris en persona viniera a firmarla.
A pesar de las advertencias de
Geb, Nut e Isis, el rey decidió ir. Dejó la defensa en manos de su hijo Horus. Lo
escoltaron seis hombres y un oficial. Osiris condujo hasta el lugar del
encuentro, pasando por las ruinas en llamas de su capital. Antes de que
pudieran reaccionar, las lanzas penetraron los corazones y las cabezas de sus
escoltas y los hombres fueron brutalmente asesinados. El rey apenas había sido
herido y fue conducido a una habitación donde Seth, con sus oficiales
comandantes, lo aguardaban con impaciencia.
Convencido de su triunfo, Seth
miró a su hermano con arrogancia, en tanto que este sólo lo observaba con
profunda tristeza. Entonces, una ira irracional lo invadió. Tomó la espada de
uno de sus capitanes y la clavó en el cuerpo de su hermano; ni un sonido se oyó
de los labios de Osiris. Luego, le ordenó a sus capitanes que hicieran lo
propio. Osiris murió sin emitir un solo sonido. Seth miró a su alrededor, notó
que allí había una piel de toro y arrojó el cuerpo aún tibio sobre ella, atando
las dos partes que la constituían. Después, ordenó a sus capitanes que
arrojaran el "paquete" al mar. Los peces carnívoros y los cangrejos
se darían un festín con él…
Seth miró asu alrededor cuando
una ráfaga de viento rasgó la niebla; entonces vio a Horus, que estaba
meditando a unos veinte metros de distancia. Lleno de odio y sufrimiento con el
deseo de matar al hijo de su hermano, dio un paso adelante. Otra vez la Tierra
temblaba y se expandía una temeraria sinfonía, cuya fantasmal imagen era pesada
y siniestra. La lava volvía a correr, continuando su destructivo trabajo. Los
árboles se quebraban como si sólo fuesen pequeñas ramas y luego ardían en
llamas. El fuego rugiente mataba todo lo que encontraba a su paso, tanto
vegetal como animal. Nada podía escapar a eso. Un desagradable olor acompañaba
todo ese panorama. Seth, quien en ese momento se encontraba sólo a tres pasos
de su sobrino, cayó presa del miedo; un pánico irracional se apoderó de él y
atacó sin pensar. Su grito se perdió en el ruido atronador del bosque envuelto
en llamas, cuando su espada rozó el hombro de Horus; con otro golpe le pegó a
la cara de su sobrino. Horus estrechó sus manos frente a su rostro y pronto
estas comenzaron a sangrar...
… En el horizonte la calma
reinaba otra vez. Un chorro de piedras incandescentes fue arrojado en la
lejanía y el mar turbulento se encendió. Mientras caía una lluvia de fuego, los
sobrevivientes se dieron cuenta de que habían presenciado las últimas
convulsiones de Aha-Men-Ptah. Para muchas personas era demasiado duro de creer,
pues por generaciones y generaciones su tierra había sido el centro del mundo y
ahora se caía a pedazos, mezclándose con las aguas que se elevaban,
abandonándolos. Los que tenían buena vista pudieron ver a través de una niebla
púrpura que las últimas montañas habían desaparecido bajo las aguas. ¡Nada
había quedado! ¡Nada! Este hundimiento elevó el nivel de las aguas. Una ola
gigantesca, de doce metros de altura y varios kilómetros de ancho se aproximó
envolvente hacia ellos, destruyéndolo todo a su paso. Cientos de personas
fueron arrojadas al mar pero, afortunadamente, muchos se habían atado a los
mástiles, con las sogas que colgaban de las velas. Isis y Horus estaban atados
sujetos en su barco perdido, igual que Nepthys y Nut y sus compañeros. ¡Y Seth
también! Él se las había ingeniado para escapar y ahora buscaba a los
"Hijos de la Rebelión"…
Del "Maestro de las Combinaciones
Matemáticas Celestiales" había aprendido que la Tierra era una esfera,
igual que la Luna y el Sol. La observación, seguida por minuciosos cálculos de
figuras geométricas formadas por los planetas y los cuerpos celestiales, habían
revelado una única ley universal, la cual condujo a este gran cataclismo. Pero
la Tierra iba a seguir existiendo, aunque fuera .destruida en su mayor parte
por los acontecimientos.
A continuación video
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